
“Al contrario que en invierno, en verano hago mucho deporte, por lo tanto, no es necesario que durante estos meses siga con el entrenamiento de fortalecimiento muscular porque ya hago deporte”. Una expresión que oímos a menudo y que es errónea.
El entrenamiento de fortalecimiento muscular orientado a la salud sirve para desarrollar y mantener nuestro sistema muscular y nuestro sistema óseo en buenas condiciones, garantizando así su correcto funcionamiento a lo largo de todo el año. Podríamos decir que se trata de un tipo de entrenamiento más similar al cuidado corporal; siempre ponemos el ejemplo de cepillarnos los dientes, que no es, ni debería ser, un hábito temporal al que podamos renunciar durante una temporada.
Para que el entrenamiento tenga éxito, los estímulos de entrenamiento han de darse en unos intervalos de tiempo que nos garanticen que la reacción del cuerpo es positiva. Para poder beneficiarnos del entrenamiento de fortalecimiento muscular, no es necesario ni recomendable entrenar cada día y durante un montón de horas, pero sí que tendremos que entrenar con regularidad. Si interrumpimos el entrenamiento, si el intervalo de tiempo entre las sesiones de entrenamiento se prolonga demasiado, si los intervalos son demasiado irregulares o si la carga y la intensidad del entrenamiento son inferiores a las que el estímulo de entrenamiento necesita, no se producirá el incremento de fuerza, e incluso puede darse la circunstancia de que se produzca una disminución de la misma.
¿Qué le sucede a nuestro cuerpo cuando entrenamos de manera correcta?
Cuando entrenamos, algunas estructuras de nuestro cuerpo como los músculos, los tendones y los ligamentos primero alcanzan, y luego sobrepasan, el umbral de los estímulos de entrenamiento, proceso que desencadena una respuesta beneficiosa durante el intervalo de descanso o recuperación entre las sesiones de entrenamiento. Durante el intervalo de descanso entre sesiones, el cuerpo no solo se recupera, sino que también incrementa el nivel de fuerza que tenía respecto al inicio, de esta manera el músculo estará mejor preparado para enfrentarse al nuevo estímulo de entrenamiento. A este proceso se le conoce como “proceso de supercompensación”. Siempre y cuando concedamos a nuestro organismo un período de reposo de aproximadamente 48 horas, para luego volver a realizar un entrenamiento a partir del nuevo nivel de fuerza adquirido, nuestro cuerpo responderá positivamente y durante el siguiente período de reposo, con un nuevo “proceso de supercompensación” volveremos a incrementar la fuerza muscular, y así sucesivamente. Se trata del mecanismo por el cual nuestro organismo produce un incremento regular de la fuerza y de la masa muscular.
En caso de que no se produzca el estímulo de entrenamiento, los músculos se irán debilitando de forma gradual y, al cabo de un período de tiempo que oscila aproximadamente entre los 14 y los 20 días, el nuevo umbral de fortalecimiento que habíamos adquirido se perdería. Al reanudar el entrenamiento, tendremos que volver a empezar todo el proceso a partir de cero. Es por este motivo, que no resulta razonable interrumpir el entrenamiento durante unos meses o durante un período de tiempo.
Es importante seguir el entrenamiento con regularidad entre una y dos veces por semana. Un buen programa de fortalecimiento muscular, que trabaje todo el cuerpo y en el que utilicemos un método adecuado, no nos llevará más de 30 minutos por sesión, y esta breve inversión de tiempo nos permitirá alcanzar nuestros objetivos y aumentar nuestra fuerza y masa muscular, así como mantener unos huesos fuertes y sanos.
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